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lunes, 26 de abril de 2010

Hollywood, ¿apología de la anorexia?

Cada vez se oyen más voces criticando la extremada delgadez de las actrices de Hollywood. Sólo hay que entrar en las noticias de google en inglés, escribir "hollywood" y dar una vuelta a los resultados. Un par de veces a la semana, se encuentran artículos sobre este tema. Ejemplos como Angelina Jolie o Keira Knightley aparecen en todas esas noticias, junto a fotos que dan ganas de prepararles un bocadillo de jamón. Sin embargo entran dentro del grupo de mujeres más deseadas del mundo. Como contrapartida, se suelen citar las redondeadas formas de Scarlett Johansson, olvidándose de la ayudita quirúrgica que ha recibido el tercio superior de su tronco corporal. Como desconozco qué avatares ha pasado el tercio inferior, no presupondré nada. Pero, hoy en día, cualquier representante del mundo del espectáculo le diría a Marilyn Monroe que debía perder unos kilos.

Casi todos esos artículos de opinión persiguen la idea de que las actrices de éxito representan a la mujer ideal. Por tanto, la excesiva delgadez que ostentan favorece la, cada vez mayor, presencia de desórdenes alimenticios en la población. Suelen hacer especial hincapié en el posible daño que causa en un sector concreto de la población: las adolescentes.

Estoy convencida de que, por desgracia, es cierto. En una edad complicada, como es la del pavo, la influencia de la estética vendida por Hollywood es difícilmente ignorable. Pero podemos ir más allá: la cantidad de mujeres adultas a dieta en el mundo occidental que clínicamente no lo necesitan, hacen que el problema sea mucho más global de lo que puede parecer. No es un desequilibrio adolescente, es algo mucho más profundo.

Es curioso que cualquier estudio antropológico explica por qué el ideal femenino está más cerca de Marilyn Monroe que de Keira Knightley. O dicho de otra forma, siempre dentro del peso normal, se prefieren las mujeres con curvas. Y es lógico: las hembras reproductivas con un pequeño exceso de grasa lo emplean durante el embarazo y la lactancia evitando la necesidad de variar fundamentalmente su alimentación. Así que esa "adoración" de la delgadez no tiene fundamento alguno. Más bien al contrario, va en contra de milenios de evolución natural. Y, sin embargo, ahí lo tenemos. Cabría preguntarse por qué.

¿El mundo del espectáculo es, aunque sea en parte, responsable? Me temo que hemos juntado verdades con mentiras y nos ha salido un bonito ejemplo de satanización demagógica. Por desgracia, Hollywood es tan solo un reflejo de la realidad. Las actrices no debieran ser (o, al menos, no deberían ser sólo) la representación física de la mujer ideal. ¿Qué cabida tendrían entonces en el cine Bette Davis o Katherine Hepburn? Han adivinado la respuesta ¿verdad? Hoy en día, prácticamente ninguna. En una sociedad en que se valora por encima de todo algo tan efímero y arbitrario como el aspecto físico, se nos llena el mundo de Lindsay Lohans, Paris Hiltons, Nicole Richies y compañía, que no aportan absolutamente nada más. Y encima alimentan la idea de "usar y tirar" ya que su durabilidad es menor que la tasa de supervivencia de un helado de chocolate en Sevilla el 15 de agosto. La experiencia y la formación ya no son un grado, son prácticamente una forma de perder el tiempo. Pero ellas son guapas, ricas y famosas: el resultado a perseguir. Sorprendentemente, el hecho de que sean profundamente inestables y obviamente desgraciadas no impide que sean admiradas. Es mucho más posible que cualquier adolescente responda que de mayor quiere ser como ellas a que te diga que cuando crezca quiere parecerse a Madam Curie o, al menos, a Audrey Hepburn.

Así que, ¿realmente creen que exigiendo un índice de masa corporal mínimo vamos a resolverlo?

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