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sábado, 1 de mayo de 2010

Nuestras fantasias más intimas


Si eres de las mias, te recomiendo para calentar motores con el tema del sexo este libro con cinco estupendos relatos de diferentes chicas.Cinco mujeres, cinco relatos, cino fantasías distintas.¿Quién no ha soñado con mantener una relación con un extraño a quien no vayamos a ver nunca más? ¿O con aquel compañero de trabajo que nos quita el sueño? ¿Tal vez tu fantasía sea un hombre con bata blanca? ¿O por qué no una mujer? La popular autora Alicia Gallotti nos ofrece una fiesta para los sentidos donde la mujer y sus fantasías más íntimas son las protagonistas.
Aqui os dejo una de las partes más calentitas del libro:
Olga suspiraba y cerraba los ojos. Cuando la música acabó, sólo se oían las respiraciones rítmicas de ambos,
las manos frotando caricias vehementes, gemidos ahogados de él y algunas palabras entrecortadas
de Olga, pidiendo más...
Cuando esperaba sentir el peso del cuerpo de su
amante sobre el suyo, él la tomó de la mano para invitarla silenciosamente al dormitorio. Fueron cinco pasos abrazados en los que ella sintió la dureza
deliciosa de la erección sobre sus nalgas, los besos en su nuca y las manos sobre sus pechos. Deslizó el cuerpo de cara sobre las sábanas azules y lo dejó
hacer. Julio le mordió las tentadoras nalgas y pasó la lengua bajo el hilo del tanga que se perdía entre los glúteos. Con sus manos le abría las piernas. Su cara fue descendiendo hasta la entrepierna para sentir sobre su piel la humedad que le disparaba la ima-ginación. La tomó por las piernas e hizo que se volviera sobre la cama para que quedara de frente. Olga estaba entregada, a la espera de sentir más placer. Julio empezó a pasar su lengua arriba y abajo para empapar el pequeño trocito de tela blanca que cubría la vulva, hasta que no aguantó más y lo apartó para juntar las humedades directamente en un beso prolongado. Entonces fue todo éxtasis. De pronto ella sintió que los pulgares le acariciaban los
bordes de su sexo, mientras la lengua jugaba voluptuosamente
sobre el clítoris... Su cabeza empezó a
dar vueltas y a entrar en ese túnel sin retorno donde
la voluntad se rinde a la fuerza arrasadora del goce
total. Fueron segundos prolongados en los que la
energía llegó al clímax; aunque no agotó sus deseos.
Quería más. Y tuvo más